El Manchester City ha logrado un triunfo de prestigio en Nápoles (2-4) con el que cierra su clasificación a los octavos de final de la Liga de Campeones. Sin duda, especial mérito para el equipo de Guardiola, ya que ha ganado ambos partidos ante el equipo que lidera en este momento, con gran solvencia, la liga italiana.
Guardiola sorprendió, sobre todo, por la elección de Gündogan en el lugar de David Silva, ya que el canario es un jugador absolutamente trascendental en el sistema de juego del equipo. Con el alemán, vimos un De Bruyne un escalón más arriba, y un equipo más capaz de dominar transiciones rápidas con la influencia del belga en todo el ancho del campo rival, algo fundamental para jugar ante el Nápoles.
La victoria del City tuvo doble mérito, puesto que el Nápoles se puso por delante. Fue en el minuto 20, cuando Mertens le dio una soberbia asistencia a Insigne, que resolvió bien en el uno contra uno. El equipo inglés se repuso rápido, y en dos jugadas a balón parado le dio la vuelta al partido.
Primero fue Otamendi, con un buen cabezazo, el que igualó la contienda en el minuto 33, mientras que Stones, en el 47, anotó en una jugada muy discutida, después de que la pelota pegase en el larguero y no quedase claro si había entrado en su totalidad.
Jorginho empató de penalti en el minuto 68, pero dos situaciones de contragolpe cambiaron el signo del partido. En el minuto 68 Leroy Sané hizo un jugadón y Sergio Agüero definió de maravilla, mientras que Sterling, en el descuento, cerró el marcador.
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